A menos de un mes para que comiencen las fiestas navideñas, los centros comerciales, las tiendas, los restaurantes, las calles…, se llenan de estrellitas brillantes, portales de Belén, Papá Noeles… Esta decoración, junto con los anuncios televisivos de juguetes y de colonias, marca el comienzo de la campaña navideña.
Pero si hay un hito que señala el inicio de reuniones familiares, comilonas y reparto de regalos es el sorteo de la Lotería de Navidad del 22 de diciembre. Es como el chupinazo de San Fermín, pero en invierno. Una fecha que, el que más y el que menos, tiene marcada en el calendario y que hasta los más escépticos esperan con ilusión. Porque la suerte está echada, y aunque hay muchas bolitas en el bombo y no es fácil que salga la que lleva impreso nuestro número, la esperanza es lo último que se pierde.