12 de diciembre de 2013

Biografía de un treintañero

Así podría titularse uno de los libros que más me ha llegado en este 2013. Pero no. Su autor, Javier Lobo, decidió que se llamase Conversaciones con Hugo. Un viaje por la vida.

La historia de Ramiro es la de muchos treintañeros, pero no por ello deja de ser una historia única. Amor, desamor, pasión, rutina… Pero, sobre todo, sentimientos. Sentimientos que, alguna vez, todos hemos sentido, pero que no son fáciles de expresar con palabras. Javier Lobo, en Conversaciones con Hugo, logra trasladar al papel todas esas sensaciones y experiencias vitales a través de una prosa excelente.

Portada de Conversaciones con Hugo, de Javier Lobo

Cuando pasas los 25 y no tienes una relación estable, llena de amor y futuro, como la mayoría habíamos planeado, te empiezas a plantear si tu vida está yendo por los derroteros que siempre habías imaginado. Pero al final concluyes que aún eres joven y no sabes cómo va a ser realmente tu vida. Sin embargo, esa sensación de incertidumbre se acentúa cuando te acercas inevitablemente a la treintena y, más aún, cuando pasas la barrera de los 30.

Una forma de ver y sentir la vida
En la historia de Ramiro lo que destaca no es la historia en sí, sino cómo Javier Lobo, a través de su protagonista, logra expresar esas sensaciones que duelen, nos hacen felices, nos alegran, nos deprimen…, y que, en nuestro día a día, no somos capaces de explicar ni a nuestro mejor amigo. Porque lo que se narra en este libro no es una historia. Lo que encontramos en Conversaciones con Hugo son sentimientos universales trasladados al papel.

“A los treinta y pico, Ramiro está en una edad en la que se le habían roto demasiados sueños como para seguir soñando y había cumplido demasiados como para no seguir haciéndolo”. ¿Quién, en esa etapa de la vida, no se ha sentido alguna vez como se siente Ramiro? Este párrafo, el primero del libro, demuestra lo que intentaba explicar antes: Lobo no cuenta una historia única, al contrario, muchas personas se verán reflejadas en las experiencias de Ramiro, pero lo realmente único de este libro es la forma de expresar lo que las personas sienten al vivir esas experiencias. Todos sentimos más o menos lo mismo ante esas circunstancias, pero, hasta ahora, nadie había sido capaz de expresarlo con palabras de una forma tan exacta.

Vivencias recientes, de las que arrugan el espíritu y pesan en el alma, le situaron en ese punto vital”.

Se preguntaba por qué se podía llorar de alegría y no se podía reír de pena”.

Tres reflexiones. Tres joyas. La tres sacadas de la primera página del libro. Inevitable querer seguir leyendo, ¿verdad?

Conversaciones con Hugo

Hugo
Pero si hay una característica que me gusta especialmente de esta primera obra de Javier Lobo, además de su elegante prosa, es la fórmula que utiliza para contarnos las vivencias de Ramiro: conversaciones con su sobrino Hugo, un niño de cinco años. Así lo describe en el libro: “…(Ramiro) quería dejarle por escrito (a Hugo) su visión de la vida a través de las charlas mantenidas en un periodo muy concreto y duro de su existencia. No sólo de las conversaciones inocentes e intrascendentes de las que disfrutaron. También de las que, en esa época, no pudieron tener porque Hugo era sólo un niño”.

Conversaciones con Hugo no es una novela de príncipes y princesas. No, porque la vida no es un cuento de rosas y este libro es la vida misma. Duro en muchas ocasiones. Puede, incluso, llegar a parecer pesimista. Pero cuando lo acabas te das cuenta de que no es esa la sensación que te deja. Yo me quedo con que es un canto a la esperanza, a disfrutar de cada momento de la vida, a aprovechar las segundas oportunidades.

Son sólo 210 páginas. Y digo sólo porque te quedas con ganas de más (ya me lo contaréis cuando lo hayáis leido), después de haberlas devorado en un abrir y cerrar de ojos gracias a su ágil ritmo de lectura.

¿Habrá segunda parte? ¡Ojalá!

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